sábado, septiembre 05, 2009

Poesía

Entre el río y la montaña
instalo mi campamento
para extasiarme con la tonada de los pájaros
para comulgar con el sol,
con el viento, con la lluvia,
para sentir todo el enigma de la noche.

En medio de esta sinfonía vital de los sentidos,
permanezco atento,
libre y despreocupado, lejano y presente
corro, salto, canto, ... pienso ...
Todo el paisaje circula por mis venas,
y toda la fuerza de mi sensibilidad
galopa tiempo adentro de las piedras,
de las flores
de la inmesurable comunión de lo indecible.

Ella,
la Naturaleza
sabe que soy su fiel amante
y me abraza con el balsámico aliento
regalándome la bulliciosa salud de la alegría

... y ahora que vuelvo a la ciudad
con la piel impregnada de bosques y vivencias,
con la mochila saturada de estrellas,
traigo (cual golondrinas del alma)
voces salvajes
que rompen las cadenas

... y estoy aquí para darme ... porque ...
¿Qué sería de este sentir paradisiaco
y de este concierto espontáneo de las células
si no me diese enamorado e indómito
a la gente que amo?


E.J. Malinowski
Buenos Aires, 1950

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