jueves, julio 03, 2014

Escucha, ponlo en tu corazón

Hijo mio el menor que no es nada
lo que te espantó, lo que te afligió
que no se perturbe tu rostro, tu corazón
no temas esta enfermedad
ni cosa punzante aflictiva

¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?
¿No estabas bajo mi sombra y resguardo?
¿No soy la fuente de tu alegría?
¿No estás en el hueco de mi mano,
en el crucero de mis brazos?
¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?

                                                 fragmento extraído de la basílica de Lourdes


Los vigilantes


Continúa el incesante tránsito de viajeros
por los márgenes del gran Canal.

Unos avanzan resignados a proseguir
hacia una meta anhelada, tal vez soñada
y así andan dormidos por sus márgenes difusos

Otros parecen detenerse a mirar
Buscando en sus aguas calmas
un pálido reflejo de sí mismos

Unos y otros, andan y desandan
Ora con prisas, huyendo del tiempo
Ora despacio, disfrutando el momento
Avanzan en una dirección
o caminan en círculos

Pasan algunos, sin mirarse
o tal vez, cambian una sonrisa
un saludo cortés
que da paso al olvido

Otros, se reconocen
comparten el Camino:
alegrías y pesares
Gotas de agua
de un mismo Rio

Todos ellos viajan:
solitarios, en pareja, en grupo
Se juntan, se separan,
participan del gran Baile
Bailan y bailan, ciegos
por los márgenes difusos
del gran Canal

Vosotros, los vigilantes,
los ángeles protectores
de los hombres enloquecidos

Prestad vuestra sombra
Ofreced vuestro abrigo
Guardianes del Camino

Vosotros, testigos mudos
del incesante tránsito de viajeros.

Texto inspirado en el Canal du Midi


Fotografías tomadas durante un viaje de Vitoria a Sète y Barcelona, paisajes de los Pirineos Atlánticos, Canal du Midi, Languedoc, Rousillon y Gerona.
 




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