Campos de vides, pueblos que parecen sacados de una novela de Antonio Machado, rios salpicados de cantos rodados, pozas de aguas termales donde purificar cuerpo y alma, naturaleza que despierta con una sinfonía de tonos ocres y amarillos bajo el tibio sol otoñal. Lugares donde merece la pena perderse pero a la vez encontrarse, descubrir el verdadero significado del tiempo, del espacio ... de la luz.
miércoles, octubre 17, 2007
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